El
amor en pareja puede llegar a ser una gran fuente de
satisfacción y de energía para la persona, pero en muchas
ocasiones, lejos de dar lugar al bienestar y a la construcción de
una vida satisfactoria para ambos, se convierte en un auténtico
campo de batalla o da lugar a la desidia, la monotonía y a un
gran vacío en los miembros de la pareja. En la desilusión, el
aburrimiento, los conflictos continuos, el silencio, los problemas
con la familia, la falta de deseo, la infidelidad, los celos, los
trastornos sexuales... se perfilan momentos en los que se puede
llegar a pensar en abandonar la relación... o no. Aunque parezca
paradójico, el ser humano tolera más la frustración que el goce y
puede llegar a convertirse en una forma de vida que, aunque produce
insatisfacción aparentemente, inconscientemente hay una tendencia y
cierto goce a ello. Es un signo de madurez el buscar ayuda
cuando uno da cuenta que no puede solo y el amor,
después de la fase del enamoramiento, en la cual se podría hablar
de un momento “mágico” en el que se idealiza a la otra persona,
todo parece maravilloso, cae. La desilusión es necesaria para la
producción del amor, que es un trabajo que hay que
realizar. Nada está hecho en el ser humano, todo se produce y
una pareja es la suma del amor, del deseo, de los pactos y
del compromiso. Cada uno partimos de modelos familiares,
ideológicos que se nos transmiten (ej los roles de hombre y mujer,
la teoría de la media naranja que proviene del mito de Aristófanes,
de Platón, un amor trágico como el de Romeo y Julieta...) y si no
se hubiera escrito sobre el amor no existiría, nos llegan a decir
los poetas. Antes eran ellos los que nos mostraban con sus letras y
su visión las artes amatorias. No es hasta la llegada del
psicoanálisis que el amor tiene una mirada
científica. Odio que esconde amor, falta de deseo hacia la
persona amada y en cambio deseo hacia quien no ama, sentimientos
contradictorios... Uno no comprende lo que le pasa, es como un sueño
contado, parece absurdo, sin sentido, no se corresponde la razón
con lo que uno puede llegar a sentir, o hacer...actos fallidos,
lapsus, donde uno se descubre ante el otro porque cuando no se habla,
no se pone en palabras, se actúa.
Si
nos sumergimos en el amor llenos de prejuicios, conseguiremos
bañarnos en un mar de dudas (esto siempre se ha hecho así, es
lo normal, no lo ves, mi familia siempre ha sido así...) En
ocasiones la moral cierra esa puerta o cuestiones con el
amor y el deseo que son tan paradójicas y a veces tan ajenas que
sorprenden a los amantes. Hay una parte muy desconocida en nosotros,
una parte inconsciente que habla de nuestros deseos y que nos
llevan a vivir una vida que no queremos e incluso a utilizar una
enfermedad para hablar de algo que no podemos poner en palabras y lo
escenificamos en el cuerpo, en esa sintomatología sexual, en esos
conflictos constantes, que no dejan de ser un síntoma, un disfraz de
lo que realmente se encuentra en juego. Sólo después de la escucha
psicoanalítica, de esa interpretación necesaria para descifrar todo
el entramado es que sus problemas de pareja podrán ser
otra cosa. Se lo diré más claro, hay algo en usted, que habla
más de uno mismo y no es hasta que podemos pronunciar en voz alta
que no sabemos cómo se ha llegado a esa situación, qué
pensamientos le llevan a vivir de una manera que no quiere y de cómo
se mantiene. Dos actores en el mismo escenario donde el guión, con
la terapia de pareja, está por construir, tú eliges.
Laura
López psicóloga-psicoanalista
Telf:
610865355
www.psicoanalistaenmalaga.com
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