Hay
parejas en las que esta ambivalencia de amor-odio pareciera que
alimentara la relación. Son las dos caras de una misma moneda. No
pueden estar ni juntos ni separados porque en realidad esta dinámica
en la relación es la que sustenta el deseo. Discusiones que no
llegan a ningún fin, donde cada uno parece hablar un lenguaje
diferente, metáforas en un mismo sentido, comunicación de sordos,
palabras, muchas palabras, pero cabalgando en el imaginario de cada
cual: eso no es comunicación. Cada uno habla de su realidad, de sus
afectos, de sus sentimientos reprimidos que se escenifican con el
otro, padecen de ellos y no les permiten construir una nueva
realidad en que la pareja esté incluida. Cuando en el plano
individual se arrastran padecimientos, ambivalencias afectivas
provenientes de la historia personal de cada sujeto, se proyectan en
la pareja. De alguna manera ambos encajan, como las piezas de un
puzzle, siendo difícil pensar la vida sin este modo de relacionarse,
por ser una historia ya acontecida y sin resolver de cada cual, en la
que el síntoma es su lazo invisible de permanencia. Ni contigo ni
sin ti tienen mis males remedio reza la canción. Exactamente, porque
no es cuestión del otro, sino de la forma en que cada cual se
relaciona y busca en ese síntoma, en esa ambivalencia, su goce.
Laura
López psicóloga-psicoanalista
lauralopez@psicoanalistaenmalaga.com
610865355
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